Somme zero pour l'environnement
Nadie contradice que los daños generados por las dos fuentes son muy graves para el medio ambiente y el bienestar de la población mundial. Sin embargo, los actores de la escena internacional no están capaces de ponerse de acuerdo sobre quien debe actuar primero para resolver la cuestión. Esto se llama la responsabilidad común pero diferenciada.
De un lado encontramos los países desarrollados del primer mundo que, sin quererlo, han aprovechado el hecho que hasta recién no sabían que sus actividades industriales iban a destrozar el medio ambiente. Así, ellos se han establecido como los líderes del mundo, haciéndolo por medio de la implementación de un sistema de explotación de recursos limitados, como el petróleo, el gas natural o los minerales. No obstante, como han introducido esta práctica destructiva, es sentido común que deberían contribuir al arreglo de la situación que han creado. Tienen que compensar y aportar la contribución apropiada según el daño que han cometido.
Del otro lado están las naciones del mundo en vía de desarrollo. Por mucho tiempo, fueron los blancos de la expansión del Oeste y en razón de eso, no tuvieron la capacidad para construir los mecanismos de limitación que los países desarrollados tienen para reducir el deterioro del medio ambiente. Además, las debilidades de antes, sobre todo las poblaciones enormes, se han transformado hoy en día en grandes fuentes económicas. Entonces, la falta de control, junto con las explosiones de población, producen gastos inmensos que contribuyen a la contaminación del planeta. Consecuentemente, sería normal para ellos tratar de