Texte expagnol
- Te has quedado sin gasolina?- pregunté.
- Si- respondio
-sube.
Mi padre subio a lo moto sin haberme reconocido. Hacia cinco anos que no nos veiamos, ni nos hablamos. La ultima vez que nos habiamos dado un abrazo fue en el entierro de mi madre.
Después, sin que hubiera sucedido nada entre nosotros, habiamos ido espaciando las llamadas telefonicas hasta que se corto la comunication.
Noté como agachaba la cabeza para protegerse del aire. Sin duda, reparo en el alza de mi zapato derecho, pues tengo esa pierna un poco mas corta que la izquierda. Mi padre me habia hablado muchas veces del disgusto que se habian llevado cuando, tras mi nacimiento, el médico les dio la noticia.
Conduzo con mucha agilidad. Noté que mi padre, pese al pudor que le daba el contacto con otro hombre, se cogia a mi hombro con la mano izquierda mientras intentaba pegar a su muslo el bidon de plastico que llevaba en la derecha. Supe que no dejaba de mirar el alza del zapato. Sin duda se habria preguntado por la posibilidad de que yo fuera su hijo.
Quiza recorda la sucesion de medicos por los que habia pasado, la cadena de radiografias, el rosario de soluciones, para llegar al fin a ese remedio sencillo, mecanico, de colocar un pequeno suplemento en el zapato de la pierna mas corta. Entonces, ejercio sobre mi hombro una presion que podria interpretarse como una muestra de afecto a la que no respondi.
Al poco llegamos o la gasolinera, donde se bajo de la moto con el bidon de plastico en la mano. Noté que intentaba ver mi rostro a través de la visera ahumada de mi casco. Esa noche sono el telefono un par de veces en mi casa, pero colgaron cuando lo