Re: cc
Pronto se formó a mis espaldas una cola de amigos que pugnaban por estar cerquita de mí. Tras seguirme largo trecho, me adelantaban raudos haciendo sonar jubilosamente el claxon y me gritaban cariñosas frases que, lamentablemente, no podía oír. La mayoría -esto no dejó de sorprenderme- me reconocía, y como sabía que soy aficionado a los toros, hacía gestos identificativos, consistentes en cerrar los dedos de la mano, salvo el índice y el meñique, y me los enseñaban por la ventanilla.
Al llegar al semáforo de Arganda los volví a encontrar a todos. Y ya iba a bajar, aprovechando la parada, para darles un abrazo, pero observé que unos se hacían los distraídos y otros se ponían colorados, lo, cual era consecuencia de esa timidez consustancial a ' las personas buenas. De todos modos, y para no quedar como un desagradecido, al primero que tuve al lado le saludé con un bocinazo, y a causa del maldito ruido no oí bien lo que respondió. Creo que era un cariñoso recuerdo a mi padre.
¡Oh, sí! Fue un viaje