Langues
Preámbulo : (Una maestra acaba de ser mandada a una escuelita de pueblo a 35 kilómetros de Madrid.Tiene que organizarlo todo. Las alumnas son todas hijas de trabajadores del campo y pastores).
Asisten a la escuela las 32 niñas matriculadas. En el ratito que aguardan para entrar, se pegan, se insultan y gritan sin cesar. Una vez dentro, hay que luchar para que ocupe cada cual su sitio, guarden silencio y se dispongan a atender.
No puedo anotar nada favorable. Sigo sosteniendo fuerte lucha para lograr un poco de orden. Cuando me despierto antes de las siete, me pongo a pensar en qué podré hacer para que estas niñas atiendan y estén en su sitio. He ensayando colocar en cada mesa una más traviesa con otra más tranquila, o bien una mayor con otra pequeña, pero nada me da resultados. Las edades de 5 a 13 son muy desiguales y es imposible encontrar algo que distraiga a todas a la vez. Mientras corrijo a las pequeñas, se levantan las mayores y como ninguna sabe trabajar sola, se hace difícil una labor provechosa.
... Pasaron las vacaciones de abril que fueron de quince días, y aumenta mi desconsuelo al comprobar el retraso que esos días han causado en el aparente adelanto de las niñas. Casi, se les ha olvidado el leer y el saludar. ¿ qué pasará durante los dos meses de verano ? Ahora, comprendo el retraso que encontré al llegar y presiento el que encontrará quien venga a la escuela después del verano. Leen ahora 22 niñas de las 36 matriculadas.
Deletrean las restantes, pero la maestra que venga después tendrá que empezar la labor como sobre tabla rasa. Esta espantosa incultura de los pueblos hay que solucionarla de muy distinta manera. ¿ Cómo puede llevarse a cabo la organización escolar de un pueblo en estado semisalvaje con los mismos procedimientos que en Madrid o en Barcelona ? Aquí, la enseñanza tiene que ser constante, abnegada y heroica. A los que la llevan a cabo, hay que premiarlos por su esfuerzo y auxiliarlos para lograr