A pesar de la inmigración, el mestizaje y la consiguiente aculturación que sucedió a la conquista, que dio lugar a que se perdieran las lenguas de los aborígenes y la mayor parte de su cultura, un cierto sustrato guanche está presente en determinadas prácticas pastoriles; en juegos y deportes tradicionales (lucha canaria, lucha del garrote, salto del pastor); en algunos géneros del folclore musical (tajaraste, sirinoque); en la artesanía, fundamentalmente en la cerámica tradicional canaria, heredera de la indígena; en el habla canaria, sobre todo en el léxico referido al pastoreo, a elementos de la naturaleza (flora, fauna), antroponimia y la toponimia; en la gastronomía, principalmente a través del gofio y sus derivados culinarios; en la religiosidad popular, como elemento que se mezcla con los ritos cristianos en determinadas manifestaciones (Virgen de Candelaria, Fiesta de la Rama de Agaete, brujería, etc). Se conservan además en la memoria colectiva, o recogidas por cronistas de la época de la conquista o posteriores, historias y leyendas que se refieren al mundo prehispánico (Árbol santo de Garoé, leyenda de Gara y Jonay, de la princesa Ico, etc).
Cabe destacar, entre las aportaciones indígenas a la cultura canaria, el silbo gomero, único lenguaje silbado que se conserva en las islas desde época prehispánica, aunque adaptado en la actualidad al idioma español. Además de los aportes directos a la cultura de los canarios, "lo guanche" ha tenido un valor simbólico fundamental en la construcción de la identidad canaria, como elemento primigenio y aglutinador.
En la actualidad, el mayor nivel económico y educacional de la población, la mayor facilidad de los viajes, el turismo (fundamentalmente español, británico y alemán), la inmigración sudamericana, y la globalización han aportado nuevas posibilidades de mestizaje y elementos culturales adicionales.
A pesar del fuerte crecimiento de la natalidad registrado en la década de 1960, que dibujó una pirámide