El fracaso del ideal bolivariano
Simón Bolívar fue un intelectual y un hombre de acción al servicio de la libertad de Hispanoamérica y de su organización en una confederación de repúblicas y de pueblos sobre la base de su comunidad de origen, lingüística y religiosa. Consciente de que la disolución del orden español podría hundir a las excolonias en la anarquía y ante la falta de acuerdo sobre el sistema político a adoptar en sustitución de la monarquía, intentó encontrar una fórmula de carácter liberal-conservador que proporcionara a los ciudadanos el mayor nivel de bienestar, de libertad y de justicia. Postulaba un ejecutivo fuerte, dotado de amplios poderes, ya que, afirmaba, la libertad absoluta conduce al poder absoluto. Propuso un sistema en el que una Cámara Alta o Senado de miembros hereditarios pudiera frenar los posibles excesos de los diputados de elección popular. La realidad surgida tras la independencia puso de manifiesto la imposibilidad de poner en práctica su programa. Así, el Congreso de Panamá (1826), reunido a instancias suyas para crear un ejército común y formar una alianza contra la intervención extranjera, resultó un fracaso. Bolívar se convirtió en dictador cuando un grupo de golpistas le entregó los destinos de Colombia en 1828. El ideal bolivariano recibió así un duro golpe, que se consumó con la división política de Iberoamérica. Bolívar murió en 1830 con el sentimiento de “haber arado en el mar”. Su muerte, sin embargo, no significó la de sus ideales, que serán evocados posteriormente, incluso en nuestros días, como solución a los problemas de Iberoamérica.
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es posible, porque climas remotos, situaciones