Dissertation
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Calle del Jazmín ntes fue Vicálvaro, y el polígono Actur de Zaragoza. Ahora es la madrileña calle del Jazmín. Barriadas enteras en pie de guerra contra los gitanos. Una lucha fatal que a veces pasa por la quema1 de chabolas, piras2 reales o simbólicas en las que abrasar al pueblo oscuro. Los 3 vecinos de la calle del Jazmin llevan desde febrero sin calefacción ni agua caliente, sin iluminación en las aceras, sin recogida de basuras. Ahora se han unido para impedir la entrada de gitanos en el barrio: no quieren concederles el precario privilegio de vivir en los mismos pisos de protección oficial en que ellos viven, o sea, en esa calamidad urbana e infrahabitable. Junto a mi casa hay un asentamiento4 de gitanos. Chabolas tambaleantes, uralitas5 y cartones de color polvo, de color barro o de color nieve, dependiendo de las condiciones climatológicas. El otro dia me crucé con un par de adolescentes del poblado. Eran unos zangolotinos de carnes escuetas6, con ropa a la moda y un ritmo travoltiano en las caderas7. Tan coquetos y graciosos como cualquier quinceañero del país, como estudiantes de BUP de piel bronceada. Tan iguales y sin embargo tan distintos. Porque se acercaron a mí y me enseñaron una hojita impresa: «Oye, ¿ nos puedes decir qué pone aquí, por favor? Es que no sabemos leer». Era la letra de una canción cualquiera, un te quiero, me quieres, duduá, una necedad8 de grupo moderno y superventas. «¿Ves? Te dije que era una poesía», comentó uno de los chavales. Y se marcharon cimbreantes y contentos, desesperadamente analfabetos, condenados. En un país en crisis como el nuestro en el que hasta los ingenieros está en paro, estos muchachos ciegos a las letras no tienen más futuro que el atraco9. Atrincherados10 en su hoyo11 sin luz, sin calefacción ni agua, los vecinos de la calle del Jazmín se niegan a concederles un lugar en el mundo. En esto los vecinos son sin duda racistas e inhumanos, pero también