Cuba 1890-1905
« En la segunda mitad del siglo XIX, los Estados Unidos se interesaron por Cuba, como mercado ventajoso. A partir de 1880, empezaron las inversiones directas, en los ingenios sobre todo. Huelga decir cuanto crecieron con la intervención armada en la guerra hispano-cubana (1898), la ocupación militar de la isla, y la Enmienda Platt (1901). Se realizaba el sueño imperialista de T. Roosevelt : tenía « su » colonia. Edwin Atkins, en 1883, por virtud de un procedimiento hipotecario, obtuvo un ingenio en la zona de Cienfuegos […] Este movomiento iniciado por Atkins se extendió, a consecuencia del arancel McKinley de 1890. En efecto, el arancel McKinley tendía a erradicar violentamente del mercado norteamericano los azúcares de más alta calidad procedentes de Cuba a los que se aplicaba un derecho arancelario más alto, mientras se ofrecía la reducción de los derechos sobre los azúcares crudos que constituían la materia prima necesitada por la industria refinadora. Los capitalistas norteamericanos comprendieron que era un gran negocio dedicarse a producir azúcar crudo en Cuba. Por otra parte, al producirse este hecho, Cuba quedaba sometida totalmente a las necesaidades de la industria norteamericana : en consecuencia, muchos de los productores cubanos que no podían suministrar azúcar crudo tal y como necesitaba el trust de la refinación entraron en crisis y fueron eliminados a lo largo del proceso de concentración de la industria azucarera. Siguiendo las huellas de Atkins vinieron otros grupos financieros […] La United Fruit Company, que venía creciendo desde la década de los ochenta a base del negocio de plantaciones en Centroamérica y del comercio de plátano-fruta en el mercado norteamericano, tenía vinculaciones previas con la zona cubana bananera del norte de [la provincia de] Oriente, donde se habían distinguido como cultivadores y negociantes los señores Dumois. Lógicamente invirtió en la zona que conocía y