La verdadera historia de los tres cerditos
Cuando era joven, el "Lobo" era un chaval emprendedor. Trabajaba en lo que podía ya que, a pesar de estar dotado de gran inteligencia, no dispuso de una buena educación.
El trabajo no abundaba, y como no conocía oficio siempre obtenía trabajos eventuales. Con mucho esfuerzo consiguió ahorrar algo de pasta con la que pretendía comprar un techo donde descansar.
Hasta sus puntiagudos oídos llegó la noticia de que había tres hermanos, que aunque eran unos auténticos “cerdos”, ofrecían casas en venta con facilidades de pago.
Se dirigió hasta las oficinas del primero de ellos que tenía fama de estreñido. Éste le ofreció una “casa de ladrillos” de, según él, estupendas calidades, por el módico precio de 40 millones más otros 40 en dinero negro, para evitar el pago de impuestos a hacienda. Esas cantidades eran desorbitadas para el Lobo con lo que le recomendó que fuera a visitar a otro de sus hermanos.
Al día siguiente fue a visitar al segundo hermano, gran aficionado a las apuestas. La nueva oferta consistía en una “casa de madera”, eso sí por tan solo 40 millones de los cuales 20 en dinero “B” para evitar tener que darle explicaciones a hacienda. Al igual que antes, no se lo podía permitir con lo que le aconsejó que fuera a visitar al último de los hermanos.
Al tercer día, cuando llegó al despacho del menor de los hermanos, éste le recibió fumándose un gran puro, y junto a él, estaban los otros dos hermanos. Le dijeron que habían observado su gran interés por adquirir una vivienda, y que tenían una ganga, de última hora, que no podía rechazar. La oferta consistía en una “casa de paja” pero que con el avance de los nuevos materiales de construcción resultaría una casa confortable y espaciosa, tipo loft. Además, estaba situada en primera línea de playa. El precio, sólo 20 millones, 10 de ellos en negro que debía de adelantar en ese mismo instante y otros 10 a la entrega de la vivienda.
Para poder pagar los